Una historia acerca de lo difícil que puede ser encontrar al hombre ideal, pero es posible darlo a luz y criarlo tú misma

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Una historia acerca de lo difícil que puede ser encontrar al hombre ideal, pero es posible darlo a luz y criarlo tú misma

No es sencillo sobrevivir a la infidelidad de un ser querido sin desanimarse y seguir siendo la mejor madre para tus hijos. En su relato, Tatiana Grishina, autora del canal Zapiski de Zluchka en Yandex Zen, proporciona evidencias convincentes de que un período negro en la vida es solo eso, una etapa, algo pasajero. Al fin y al cabo, la vida pone cada cosa en su lugar y aporta lo mejor a aquellos que lograron superar la prueba.

Después de leer esta historia, Genial.guru se preguntó: “¿Cómo son los hombres auténticos y cómo se los puede criar correctamente por cuenta propia?”.

Mi propio mundo pequeño, pero tan querido y acogedor se vino abajo al cumplir 34 años. Solo un día antes parecía que lo tenía todo: un hogar confortable y una familia unida. Sin embargo, hoy, todo eso se convirtió en una mentira y arena que se desvanecía entre mis dedos.

Mi esposo, por cuenta propia, solicitó el divorcio, mientras continuaba viviendo conmigo en la misma casa, sonriéndome a diario a mí y a nuestros hijos en la cena. Y luego, simplemente, por correo certificado, llegó su petición formal de divorcio y una citación en el juzgado con fecha ya establecida.

“Llevaba tiempo queriendo decírtelo”, dudaba el hombre que alguna vez fue el más cercano para mí. “Así será mejor. Estoy cansado de mentir”, añadió.

“Adónde irás ahora”, preguntó sollozando mi madre al enterarse de que Nicolás y yo estábamos divorciándonos. “¿Quién te necesita con dos hijos, sin trabajo y sin hogar? En mi casa vive mi padre y tu hermana menor”, precisó.

Las lamentaciones de mi madre sobre mi amargo destino se vieron interrumpidas por los epítetos más terribles dirigidos a mi futuro excónyuge y sus acusaciones hacia mí: “No pudiste”, “No lograste retenerlo”, “Tenías que luchar por tu familia”.

¿Y por qué tenía que luchar? ¿Y contra quién? Hasta aquella noche, todo iba bien. Y por la tarde, simplemente bajé a revisar el buzón.

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