Cómo me animé a tener una boda sin invitados, ahorré mucho dinero y me libré de personas tóxicas

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Cómo me animé a tener una boda sin invitados, ahorré mucho dinero y me libré de personas tóxicas

Cada chica, al menos una vez en su vida, se imagina caminando hacia el altar con un vestido blanco como la nieve y un ramo entre sus manos. Pero los tiempos están cambiando, y cada vez hay más parejas que desafían las reglas, los estereotipos y a los parientes conservadores, convirtiendo una boda que debería ser celebrada a gran escala en una fiesta solo para dos. Eso es lo que hicimos mi esposo y yo. Y, a pesar de que nuestra boda no tuvo un gran pastel, invitados o siquiera la presencia de nuestros padres, consideramos que, de igual forma, fue día es el más feliz de nuestras vidas.

Les contaré a los lectores de Genial.guru qué tipo de ventajas tiene una boda celebrada con modestia y qué problemas enfrentarán los novios si se atreven a no invitar a nadie a su casamiento.

Cómo empezó todo

El hecho de que no celebraría mi boda fue algo que decidí hace mucho tiempo, aun siendo estudiante. En ese entonces, una de mis amigas se casó, y, para celebrar el evento a gran escala, sus padres y los padres del novio sacaron enormes préstamos. Hubo brindis, cena en un establecimiento de élite y anillos de diamante. Los recién casados ​​vivieron juntos un poco menos de un año y se divorciaron. Y los pagos bancarios se convirtieron en un recordatorio mensual de un matrimonio fallido.

Fui testigo en la boda de otra amiga. Ese matrimonio también fue celebrado a gran escala: un vestido magnífico, un lujoso restaurante y cien invitados. La novia me confesó que, además del dinero, hay muchos más problemas asociados con la organización de una boda. Solo la elección del vestido alcanza para estresar hasta a la persona más calmada. ¿Y cómo decidir a quién invitar y a quién no? ¿Y cómo elegir un lugar, un fotógrafo, un estilista, un baile de boda, un DJ? Resultó que todo eso fue un infierno para los novios. Cuando le pregunté por qué lo había hecho a pesar de todo, en lugar de tener una celebración modesta, ella respondió que los padres y amigos “no lo entenderían”. Pero después de esa conversación, la que entendió algo fui yo. Me di cuenta de que definitivamente nunca celebraría una boda en el sentido tradicional de la palabra.

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